Algunas mujeres usan sus habilidades sexuales para avanzar profesionalmente, cazar un marido adinerado o robar la atención de hombres casados.
Otras preferimos usar el sexo para empoderarnos y el mundo swinger como campo de acción para lograrlo.
Usar el poder sexual que la naturaleza nos dio nos hace ver y actuar más seguras, nadie ni nada nos intimida, ni pueden obligarnos a hacer nada sin nuestro consentimiento. Nunca nos usan de tapete -ni los hombres ni otras mujeres- y no tenemos que exigir respeto ni gritar para ser escuchadas. Nuestra sola presencia basta para obtener lo que queremos sin hurtarlo/arrebatarlo.
Las mujeres sexualmente empoderadas somos excelentes negociadoras, sabemos escuchar y nos ayudamos entre nosotras porque cada una reconocemos lo poderosa que es la otra. No es que nos tengamos miedo, simplemente tenemos la estatura suficiente para saber elogiar sin que por eso nos corroa ninguna envidia. Las mujeres que hemos descubierto los poderes sexuales, los usamos para ayudar a otras.
Conocer tus puntos de placer sexual, disfrutar descubriendo nuevos, realizar fantasías y seguir acumulando experiencia sexual, va más allá del sexo. Se refleja en cómo llevas tu vida familiar, profesional y social.
Las mujeres hemos sufrido una represión sexual histórica que nos sigue costando mucho tiempo y esfuerzo para liberarnos. La educación, los medios, la iglesia y otras instituciones nos han arraigado ideas tradicionalistas, monógamas y de propiedad privada que cuesta mucho remover. La principal limitación/represión viene de nosotras mismas.
Un espacio social donde una mujer puede comenzar a liberarse es el mundo swinger. En compañía de su esposo y de manera gradual, una mujer puede ir sacudiendo a esa diosa sexual dormida. Despertarla abre un universo infinito de expresión sexual que invariablemente genera una mujer poderosa.
Si eres hombre ayuda a tu mujer a descubrir ese poder, hay muchas formas. Si eres mujer, no esperes más. Disfrútate.
Artículo publicado en TheMexicanTimes.mx