Cuando Joaquín Sabina y Pancho Varona escribieron la canción Mujeres Fatal se les olvidó incluir que también hay mujeres a quienes les gusta compartir la virilidad de su esposo, sienten placer al verlo con otra mujer/mujeres y por si fuera poco se reservan ellas mismas sólo para él.
A estas mujeres se les denomina Cuckquean, la contraparte del Cuckold. En lugar de la Hotwife, el protagonista aquí es el Cuckmaster, el esposo infiel cuyo miembro es omnipotente y omnipresente, puede con todas y les da a todas por todos lados.
El Cuckmaster puede tener amantes o novias y compartirlas o no con su esposa, puede salir con ellas dejando a su esposa en casa fantaseando en cómo se divierte con la Cucklet en turno y pensando en cómo recibirlo triunfante, festejarle la “infidelidad” y casi casi rendirle tributo, puede también ser bisexual (todo lo puede) y es considerado no menos que un Dios en la cama que merece adoración.
Es la esposa Cuckquean quien alienta al marido a ponerle los cuernos y se siente privilegiada cuando en su ocupada agenda, el Cuckmaster decide embestirla sólo a ella.
La psicología tradicional explica éstas y otras dinámicas Cuckquean bajo un concepto de humillación que sin embargo desde la óptica de la esposa Cuckquean no es otra cosa más que adoración al marido, amor incondicional, libre de celos y toda posesión.
Y tú, ¿prestarías a tu marido?
A ver, ¿a quién le gustaría tener una esposa así?
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