Sobre el autor

Ana es Community Manager en SwingLiving.com. Puedes seguirla en @SwingLiving

Publicado Bajo: Opinión, Principiantes

Aunque en las mujeres hay una diosa sexual queriendo emerger y expresarse libremente, a veces hace falta más que el apoyo de la pareja y un ambiente seguro como el mundo swinger para lograrlo.

Las mujeres que muestran mayor resistencia al mundo swinger generalmente son aquellas que han crecido en ambientes donde les enseñan que el sexo es malo, que el deseo sexual es sucio y es pecado porque el objetivo de tener sexo es procrear y no sentir placer.

Esta enseñanza es fuerte y proviene de muchas fuentes: los padres, la religión, la cultura, los medios de comunicación, la educación, etc. Por lo anterior, no es fácil para las mujeres desprenderse, reprogramarse y de un día para otro volverse swinger.

Las mujeres tenemos que lidiar con sentimientos de culpa, miedo y preocupación de estar haciendo algo que milenariamente se nos ha dicho es malo, antes de poder liberarnos efectivamente del yugo moral, reclamar nuestra sexualidad y disfrutarla plenamente.

La buena noticia es que sí es posible cambiar esta forma de pensamiento. ¿Cómo? Reemplazándola con otras ideas.

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Ideas que no están peleadas con Dios:

– El sexo no es sólo una forma para reproducirnos y poblar la tierra, es medicinal, nos hace sentir mejor, reduce el estrés y cuando no lo practicamos, arde troya!

 

– Históricamente la humanidad ha preferido complacer a Dios primero antes que a los deseos “carnales”, sin embargo sin sexo no habría humanidad, ni evolución, ni civilización.

 

– Como el sexo es una fuerza que mueve al mundo se le ha querido regular y hacernos sentir culpables de practicarlo, bajo el argumento que Dios nos trajo al mundo a sufrir. Los swingers sabemos que la vida es para gozarla y uno de los grandes placeres de la vida es el sexo.

 

–  La mejor manera de reconocernos y convivir en igualdad de condiciones es compartiendo nuestra intimidad. No hay nada más humano y natural que el cuerpo sin ropa. Bueno sí, la otra cosa más humana y natural es usar y disfrutar ese cuerpo sin ropa, sin culpas ni prejuicios, porque es tuyo y puedes usarlo libremente mientras las personas con las que lo uses estén de acuerdo y no obligues a nadie.

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